(Versión en English)
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es uno de mis días favoritos. Es el momento para celebrar el impresionante avance de las mujeres en todos los niveles profesionales ocurrido en las últimas décadas. El aumento del número de mujeres que se incorporan a la fuerza de trabajo y ocupan puestos directivos es una buena noticia para las mujeres, sus empresas y las economías de sus países.
Un nuevo estudio del personal técnico del FMI muestra que en Europa, aun teniendo en cuenta las preferencias personales, las políticas nacionales pueden fomentar la participación de las mujeres en la fuerza laboral y ampliar sus posibilidades de ascenso.
La investigación, que examinó la situación de 2 millones de empresas en 34 países de Europa, muestra además que cuanto mayor es el número de mujeres que ocupan puestos de alta dirección y en los consejos directivos de las empresas, más rentables son las empresas. Cada mujer adicional en un puesto directivo o en un consejo directivo trae consigo un aumento de 8 a 13 puntos básicos en el rendimiento de los activos. El aumento de la rentabilidad de las empresas podría respaldar la inversión y la productividad, otro cauce a través del cual la presencia de más mujeres en la fuerza laboral puede ayudar a paliar la desaceleración del crecimiento potencial de Europa.
Los resultados son claros: Aumentar la participación de la mujer mejora los resultados económicos.
Más mujeres en la fuerza laboral
En regiones como Europa, donde las poblaciones están envejeciendo, la población en edad laboral se reduce y la productividad declina, se impone, más que nunca, ofrecer condiciones equitativas para que las mujeres trabajen a tiempo completo y asciendan en la escala profesional.
En las últimas tres décadas, millones de mujeres se incorporaron a la fuerza laboral en Europa. En países como España e Irlanda la cantidad de mujeres que trabajan fuera del hogar se duplicó desde los años ochenta, de menos del 40% a más del 80% en el caso de España. En varios países nórdicos y de Europa oriental, las mujeres tienen casi la misma probabilidad de tener un trabajo remunerado que los hombres. Al mismo tiempo, los requisitos jurídicos de diversidad de género en los consejos directivos de las empresas han ayudado a fomentar la representación de las mujeres en altos puestos de toma de decisiones y, actualmente, las mujeres ocupan casi una cuarta parte de los puestos de alta dirección o en los consejos directivos del sector empresarial.
No obstante, todavía es posible incorporar más mujeres a la fuerza laboral. En casi todos los países europeos, las mujeres son significativamente menos activas en el mercado laboral que los hombres. Aun aquellas mujeres que trabajan suelen no hacerlo a tiempo completo. Aunque hoy en día las mujeres representan casi la mitad de la fuerza laboral de Europa de entre 25 y 54 años de edad, su representación en los niveles superiores de la escala corporativa es significativamente inferior a la masculina.
Las políticas importan
Claramente, las preferencias y actitudes personales de las mujeres con respecto al trabajo son factores importantes para determinar su decisión de incorporarse a la fuerza laboral, como confirma la investigación del personal técnico del FMI. Esto es especialmente cierto en Europa, donde las mujeres actualmente no afrontan restricciones jurídicas al empleo, han recibido una educación de igual nivel que los hombres y tienen menos hijos, y las normas sociales han cambiado.
Pero el estudio muestra que las políticas tienen también gran influencia en las decisiones de empleo de las mujeres, aun después de tomar en cuenta las características, elecciones y preferencias individuales sobre el trabajo. La eliminación de impuestos que desincentivan una segunda fuente de ingreso familiar, la provisión de servicios de cuidado infantil adecuados y la posibilidad de tomar licencia paterna pueden ampliar las oportunidades de que las mujeres trabajen tanto como quieran.
Toda la economía se beneficia
No solo las mujeres se benefician económicamente de trabajar. Incorporar más mujeres a la fuerza laboral beneficia a la economía de un país de dos formas importantes:
- En primer lugar, la presencia de más mujeres en la fuerza laboral ampliará la oferta laboral. Si las mujeres eligen participar en el mercado laboral en igual medida que los hombres, la fuerza laboral de Europa podría aumentar un 6%. Si eligen además trabajar tantas horas como los hombres, la fuerza laboral podría aumentar hasta en un 15%.
- En segundo lugar, la prevalencia del empleo femenino a tiempo completo es una importante variable predictiva de la proporción de puestos directivos que las mujeres ocupan en las empresas. Además, la presencia de más mujeres en puestos de alta dirección y en los consejos directivos de las empresas, según afirma el estudio efectuado por el personal técnico del FMI, lleva aparejado un rendimiento financiero más sólido de las empresas, lo que ayudaría a fomentar su inversión y productividad y moderaría aún más la desaceleración del crecimiento potencial en Europa.
La relación positiva entre la presencia de más mujeres en niveles superiores de la escala corporativa y la rentabilidad de las empresas es más pronunciada, muestra el estudio, en sectores en que las mujeres representan una mayor proporción de la fuerza laboral, lo que destaca la importancia de reducir la brecha de género entre la alta dirección y la fuerza laboral general. Esta relación positiva es aún más evidente en servicios con un fuerte componente de conocimientos y en sectores de fabricación de alta tecnología, en los que la diversidad, incluida la de género, puede ayudar a atender la alta demanda de creatividad y capacidad de innovación.
Mientras celebramos los logros de las mujeres en la fuerza laboral de Europa, también debemos reconocer que todavía falta un largo camino por recorrer. Los beneficios podrían ser grandes. No debemos perder esta oportunidad.